En julio de 2025, celebramos en silencio un hito importante: un año desde nuestro último encuentro presencial. Fue en esa reunión donde nosotras, un grupo de organizaciones comunitarias de México y Guatemala, decidimos mantener viva nuestra red, incluso después del cierre de nuestra organización fundadora, GoPhilanthropic Foundation.
Lo que comenzó como una iniciativa impulsada por un donante en 2020 se ha transformado en algo mucho más poderoso: una comunidad autónoma, impulsada por pares, que sigue creciendo, aprendiendo y cuestionando las narrativas dominantes en la filantropía. Hoy, esta red está evolucionando más allá de su estructura original.
Desde el principio, la visión fue crear un espacio donde las organizaciones locales pudieran compartir conocimientos, reflexionar sobre sus desafíos y co-crear soluciones arraigadas en sus propias realidades. Esa intención se volvió un salvavidas durante la pandemia. En 2021, la red se lanzó de forma virtual, en alianza con CIRCULA: Centro para el Liderazgo Restaurativo, a través de la serie de talleres “Bienestar para líderes de organizaciones sociales”. Esto ofreció algo que todas estábamos necesitando: una pausa, conexión y nutrición colectiva.
Desde entonces, la red ha seguido evolucionando de formas que reflejan nuestras identidades, valores y maneras de relacionarnos: desde talleres vivenciales sobre recaudación de fondos y comunicación, hasta colaboraciones entre organizaciones y oportunidades de becas. Nuestro primer encuentro presencial en 2022 marcó un punto de inflexión. Fue ahí donde realmente vivimos el poder de la conexión. Las colaboraciones surgieron de forma orgánica, y las capacidades se fortalecieron gracias a talleres prácticos facilitados por Nex Fundraising sobre sostenibilidad y recaudación. Cada organización comenzó a notar cambios reales: mayor claridad en sus estrategias, equipos más cohesionados y resultados más tangibles.
En 2023, varias de nosotras participamos en la Cumbre #ShiftThePower en Bogotá, donde profundizamos en las dinámicas de poder dentro de la filantropía, reflexionando sobre lo que debe cambiar y cómo podemos ser parte de esa transformación. El año pasado nos volvimos a encontrar en Antigua Guatemala para explorar la sostenibilidad, tanto de nuestras organizaciones como de la red misma. Con el acompañamiento de Social Impact Compass, participamos en talleres sobre movilización de recursos, y cada organización salió con una estrategia personalizada para fortalecer su sostenibilidad a largo plazo. Estos encuentros no solo han sido momentos clave para fortalecer capacidades; también han sido espacios para conectarnos, aprender entre pares y visualizar un futuro en el que crecemos, caminando juntas.
A menudo decimos que esta red es un espacio para explorar “la filantropía en nuestros propios términos”. Pero ¿Qué significa eso?
Para nosotras, es una pregunta viva, anclada en la experiencia más que en la teoría. Muchas de nosotras estamos inmersas en lo que podríamos llamar “filantropía comunitaria”: movilizar y cuidar recursos dentro de nuestras propias comunidades a través de relaciones de confianza, cuidado y reciprocidad. En este contexto, la palabra “filantropía” puede sentirse ajena o inadecuada. Por eso la cuestionamos. Nos preguntamos si realmente se alinea con nuestras culturas, nuestras historias y nuestras prácticas colectivas, o si necesitamos otro lenguaje por completo.
Durante el último año, hemos estado reflexionando juntas sobre estas preguntas y queremos seguir explorando. ¿Qué significa la sostenibilidad cuando está definida por prioridades locales en lugar de métricas de donantes? ¿Qué tipos de liderazgo permiten el cuidado y la participación, en lugar de la jerarquía? ¿Cómo podemos desafiar las dinámicas de poder incrustadas en los sistemas de financiamiento y proponer alternativas basadas en la rendición de cuentas mutua y las relaciones horizontales?
Ahí es donde la red se ha sentido más viva: en el aprendizaje compartido y la reflexión colectiva. Hemos intercambiado estrategias para identificar y cultivar aliados financieros, desarrollar planes de comunicación y fortalecer nuestra gobernanza interna. También hemos explorado los desafíos comunes: las cargas administrativas, las expectativas externas, y la tensión entre nuestros valores y las estructuras impuestas. Pero quizá lo más importante es que hemos estado presentes unas para otras. Cuando alguna enfrenta el agotamiento o la incertidumbre, este espacio ofrece solidaridad y acompañamiento desde adentro.
Esta red es un tejido colectivo sostenido por desafíos comunes, fortalezas compartidas y sabiduría colectiva. Un espacio donde practicamos el tipo de relaciones que queremos ver más en el mundo: basadas en la confianza, la interdependencia y la convicción de que el liderazgo local no solo es importante, sino esencial. A medida que crecemos como colectivo, ahora nos preparamos para iniciar un proceso de definición de nuestro nombre y de una identidad compartida que refleje nuestros valores, nuestras formas de trabajar y quiénes somos, honrando cómo queremos mostrarnos al mundo.
Al mirar hacia el futuro, nuestro enfoque sigue siendo el de profundizar estas relaciones y seguir definiendo nuestros propios términos. Ya sea a través del diálogo con financiadores, talleres liderados por pares o reflexiones colectivas sobre el poder y los recursos, estamos comprometidas a recorrer este camino juntas. Nos entusiasma seguir construyendo una red que no solo fortalezca a las organizaciones, sino también a las personas que las lideran, para que puedan seguir mostrando fortaleza y cuidado en el trabajo que hacen con sus comunidades.
Para conocer más sobre la red y su enfoque – o saber cómo puedes apoyar su trabajo innovador – por favor escribe a Alejandra Rosado: alejandrarosado@unamanoparaoaxaca.org